El autor adelanta cuán autobiográfico suele ser. Revela, además, su nueva novela protagonizada por Jorge Teillier, y los secretos que vienen en el segundo tomo de sus memorias.
Romina de la Sotta Donoso Como a Poli Délano (1936) le ha tocado viajar desde los 8 meses de vida -nació en España, vivió su infancia en México y EE.UU., y ha pasado temporadas en Europa, Asia y África-, su obra tiene mucho de bitácora y de autobiografía. Combinación que explora en su nuevo libro "Por las calles del mundo" (Editorial Mago), que se lanzará el 7 de noviembre en la Feria del Libro de Santiago.
"Son mis patiperradas, experiencias de un chileno fuera de Chile", dice respecto de esta selección de cuentos escritos durante 40 años, y que ha situado en Kenia, Japón y México, pero también en Hong Kong o Moscú. Todos matizados por "una cierta forma de ser, que es chilena y por la que siento nostalgia, a pesar de que tengo una sensación crítica de la chilenidad".
Así, en "Aria para la cuerda del sol" laten conceptos tan nuestros como la joven promesa y las malas juntas , en la historia de un virtuoso violinista que descubre la bohemia y se pierde, artísticamente hablando.
-¿Es algo autiobiográfico?
"Mucho. El protagonista está basado en un violinista real que se fue a Nueva York muy joven a concursar una beca y la ganó, pero despilfarró su carrera. Pedro D'Andurain dio su primer concierto a los 5 años, era genial. Y fue mi primer profesor de violín".
-¿Cuántos años estudió violín?
"Ocho. Debiera haber estudiado acordeón, que se puede tocar seis meses después sin ensayar todos los días".
-Volvamos al violinista de su cuento...
"Era un joven de unos 21 años, tímido, que se allegó mucho a mi casa, cuando mi padre era cónsul en Nueva York. Y terminó siendo concertino en una orquesta que, para el brillo que él había tenido, no era nada. Una vez lo fui a ver en el Municipal y me dio mucha pena, porque estaba tocando y se le cayó el arco. Cuando estaba exiliado en México, supe que había muerto, tendría él unos 43 años. Empecé a escribir este cuento el mismo día".
En esta novela corta o nouvelle , Délano juega con los tiempos. Y descaradamente. "Los tiempos se mezclan, porque así es como funcionan la memoria y la conciencia", dice. Además, contrasta el infierno interno del protagonista con la exuberancia estival. El mismo parangón descarnado que dibuja en "Marionetas", y su pareja de exiliados -de luto- tratando de celebrar el Año Nuevo en Estocolmo.
Y, nuevamente en un ejercicio idiosincrásico, brilla el compatriota promedio que en el cuento "Como buen chileno" sospecha de unos tipos que le invitan un par de tragos en Japón.
"Recordé que en toda la noche no había gastado ni un solo cobre y entonces, me cayó la chaucha: seguro que era ésa la táctica: la primera vez, pagarlo ellos todo; después, métale sable con el turista (...) Pero conmigo no, me dije, a mí no me iban a venir a meter goles tan jauja", así reflexiona el personaje en el cuento.
Sin embargo, en todos sus personajes hay una semilla de bondad. "A pesar de que me he ido convirtiendo cada vez más en un escéptico, se mantiene en mí una fe en el ser humano, en su perfectibilidad. Creo que cada vez va habiendo más buenas personas que malas", contraataca el autor.
Délano ha publicado más de veinte libros y ha ganado premios como el Casa de las Américas . Al tomar la pluma, declaró estar en contra de la "paja de las palabras". Leía a Hemingway, John Dos Passos y Faulkner. "Mi escuela son esos autores desengolados, desalmidonados. Del lenguaje vernáculo", dice. Y es directo: escribe como se habla, sin sobreadjetivizar y sin descripciones barrocas.
"Ahora voy a empezar a escribir mis memorias mexicanas, que saldrán en 2010 -el segundo tomo, tras 'Memorias Neoyorquinas', y también por Planeta-. Tiene mis dos etapas en México; la infancia, que incluye cuando viajé a Estados Unidos y conocí a Bukowski y estuve tomando vino con él, y mi exilio".
-¿Algo más en carpeta?
"Tengo terminada una novela con dos personajes que se llaman igual. Transcurre en México, en dos épocas, el virreinato y el presente; uno es un colonizador español, y el otro, un descendiente suyo, y dialogan a través de esos 400 años. Además, ya estoy en las finales de otra novela, que se basa en Jorge Teillier y su generación; o sea, en quienes éramos del Pedagógico, como Armando Cassígoli y yo, más maestros como Rubén Azócar".
-¿Y qué piensa la familia?
"Estoy escribiendo una novela inventada y no una biografía. Nunca había hecho una cosa basada tan de cerca en un personaje real. Me preocupa no ofender a nadie".
¿QUÉ LEE?
"Me gustan mucho el cuentista Gianfranco Rolleri ("La resaca de la hiena"), el novelista Miguel del Campo, la Nona Fernández ('Av. 10 de Julio Huamachuco'). Autores que apenas pasan los 30".
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